A un mulo harto de cebada y redondo como una bola, preguntáronle en la feria quién había sido su padre.
-Mi padre fue el caballo-contestó el mulo con arrogancia-;veloz en la carrera y lustroso de piel, como yo mismo.
Pero al irlo a probar, no hubo fuerza humana que le hiciera correr velozmente.El comprador, bajándose, le dijo:
-Amigo mío, mientras hayas de estarte quieto, puedes insistir en que eres hija de caballo; pero cuando vayas a correr confiesa que eres hijo de burro.
Moraleja: Los necios sólo conocen sus errores en los tiempos de adversidad.
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